Aunque aprender a discutir y administrar el dinero en pareja puede ser un reto al principio, descubrirlo puede reportar dividendos en los años venideros. Es beneficioso empezar a hablar de dinero desde el principio de la relación y mantener una comunicación abierta sobre el tema a medida que pasa el tiempo.
Como muchas parejas, en ocasiones mi mujer y yo no estamos de acuerdo con el dinero. Sin embargo, por lo general, entendemos - y, lo que es más importante, respetamos - las decisiones financieras de cada uno, incluidas las compras frívolas ocasionales.
También hemos aprendido a combinar eficazmente nuestras finanzas y a compartir las tareas financieras en nuestro hogar, lo que ha sido un paso importante para construir y mantener una relación sana mientras nuestra familia crecía.
Opciones para combinar sus finanzas
Una de las primeras decisiones sobre el dinero que toman muchas parejas serias es si van a reorganizar sus finanzas y cómo hacerlo una vez que deciden pasar su vida juntos. Como ocurre con muchas decisiones vinculadas a las relaciones, no hay un único enfoque que funcione mejor para todas las parejas. Sin embargo, estos son algunos de los acuerdos más comunes que podrían funcionar para usted:
Transferir el dinero a cuentas conjuntas. Una opción es cerrar las cuentas individuales y utilizar únicamente las cuentas conjuntas. Algunas parejas creen que hacerlo es un reflejo de su compromiso mutuo, y puede ser más fácil gestionar las finanzas del hogar cuando se junta el dinero. Sin embargo, a algunas personas no les gusta que no haya una cuenta designada para "mi" dinero, separada y distinta de la(s) cuenta(s) conjunta(s).
No combinar las finanzas. Mantener las finanzas separadas puede ser una buena idea, sobre todo si ambos disfrutan administrando el dinero por su cuenta. Sin embargo, es posible que tengan que mantener conversaciones abiertas y periódicas para asegurarse de que las facturas no se pasen por alto y de que ambos estén al día con sus ahorros.
Abrir cuentas conjuntas y mantener cuentas separadas. Otra opción es abrir cuentas conjuntas para las facturas y los objetivos de ahorro compartidos, manteniendo al mismo tiempo cuentas individuales que cada uno pueda utilizar como desee. El acuerdo no es ideal si uno de los miembros de la pareja está muy interesado en combinar o separar las finanzas, pero puede ser un buen punto intermedio.
Además, recuerda que la elección de combinar el dinero o mantenerlo separado no es inamovible. Pueden probar diferentes opciones y descubrir que lo que funciona mejor para ambos cambia con el tiempo.
Digamos que al principio quieren mantener sus finanzas separadas. Si uno de los miembros de la pareja deja de trabajar después de tener un hijo, ese acuerdo podría dejar de funcionar. En ese caso, podrían dividir los ingresos de la persona que trabaja entre las cuentas compartidas y las individuales, o hacer que todo vaya a una cuenta conjunta que ambos puedan utilizar.
La forma de dividir el dinero entre las cuentas también podría influir en la forma de repartir y compartir las tareas financieras. Con cuentas separadas, es posible que ambos tengan que asumir algunas de las facturas. Pero incluso con cuentas combinadas, habrá que decidir quién es responsable de qué.
No poner toda la presión en una sola persona
Puede ocurrir un desliz cuando uno de los miembros de la pareja sea claramente la "persona que gana dinero" en la relación. Es posible que él o ella se interesen más por las finanzas e incluso (toma aire) que a alguno le guste hacer un presupuesto. Puede que se sientan inclinados a dejar que esa persona se encargue de todas las decisiones serias relacionadas con el dinero, pero eso podría dar lugar a problemas en el futuro.
Cuando una persona asume el 100 % de las responsabilidades financieras, puede provocar resentimiento en ambos miembros de la pareja: la persona que se encarga del dinero tiene la carga añadida de tomar potencialmente la decisión equivocada para toda la casa, e incluso si a la persona que no se encarga del dinero no le gusta gestionar el dinero y se siente cómoda dejando que su pareja se encargue de las finanzas, puede que no quiera que se le ignore cuando se trata de decisiones financieras o que se le haga sentir que su aportación/ayuda no es necesaria.
Compartir no significa que ambos tengan que participar en cada detalle
Compartir la responsabilidad financiera puede adoptar muchas formas. Esto no significa necesariamente que tengan que dividir cada tarea para que ambos hagan la misma cantidad de trabajo.
Por ejemplo, si una persona es más experta en la gestión de las facturas, quizá asuma esa responsabilidad. O, si una persona se queda en casa con un hijo, puede saber mejor cómo gestionar los gastos relacionados con el hogar.
Aunque una de las personas se encargue de las tareas físicas, como el seguimiento y el pago de las facturas, deberían sentarse juntos como pareja para hablar del presupuesto del hogar, de cómo reducir las facturas y de cómo las próximas facturas podrían afectar a la familia. Así, ambos participarán en las decisiones y los resultados.
El mismo principio puede aplicarse a otros ámbitos de sus finanzas, como la búsqueda de compras importantes o la elección de inversiones. Tanto si se mantienen conversaciones financieras periódicas como si se mantienen conversaciones financieras puntuales antes de tomar cualquier decisión importante en relación con el dinero, estas conversaciones dan a las personas un sentido de propiedad y de contribución.
En resumen:
La gestión del dinero tiende a ser complicada incluso antes de añadir toda la dinámica de una relación a largo plazo. Sin embargo, cuando se forma parte de una pareja, tener un sistema para compartir el dinero y tomar decisiones financieras juntos puede ayudar a evitar problemas y evitar que los pequeños desacuerdos se conviertan en algo mayor. Las parejas pueden fortalecer sus relaciones cuando aprenden a hablar de dinero y a trabajar juntos para lograr objetivos financieros compartidos.
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Este artículo está destinado a proporcionar información general y no debe considerarse un consejo de salud, legal, fiscal o financiero. Siempre es una buena idea consultar a un asesor fiscal o financiero para obtener información específica sobre cómo se aplican ciertas leyes a tu situación y sobre tu situación financiera individual.